Patrimonio y urbanismo

Labraza es la más pequeña de todas las villas medievales vascas, es una acrópolis rodeada de murallas salvo, actualmente, en el acceso más importante hoy a la villa. Según Victoriano Palacios las murallas y las torres parecen del siglo XV salvo un acceso, porticado, del siglo XVIII. La villa se estructura en tres calles, estrechas, con pasadizos y placitas. Las casas, reformadas o en ruinas, son en su mayoría del siglo XVI, renacentistas. Labraza conserva bodegas en el subsuelo de la villa. La tensión bélica del momento fundacional explica el estratégico emplazamiento de Labraza en una zona de margas y areniscas ocre de ondulada orografía, sobre un pequeño cerro al que en la actualidad se accede por el costado septentrional, y explica también el carácter de villa-fortaleza que tuvo, siempre en función de la defensa de la frontera navarra hacia el valle del Ebro. Los condicionantes estratégicos justifican la reducida superficie que ocupó el plano de Labraza, tan sólo 0,57 has., es decir, es el más pequeño de todas las villas medievales vascas. El emplazamiento en lo alto de un cerro impone sus condiciones altrazado de las calles, una central rectilínea, la de la Concepción, y otras dos laterales, las de San Roque y San Miguel, cuyo trazado curvilíneo se ajusta a la forma del cerro. En conjunto, el plano presenta un esquema de forma aproximadamente de triángulo, cuya base está situada al Sur, donde se encuentra la antigua puerta de la muralla, aunque ahora el acceso a la villa se hace por el costado noroccidental. Desde el punto de vista de la morfología urbana, Labraza ofrece la imagen típica de muchas villas medievales en las que la función militar justifica ese aspecto de imponente fortaleza que presentan, reforzado en este caso por una soberbia muralla que se ha conservado muy bien hasta nuestros días. Precisamente ese aire de fortaleza es el que destaca Pascual Madoz cuando la describe brevemente y dice: « Tiene 55 casas rodeadas de murallas con 4 castillos o torreones y en medio un alcázar». La muralla constituye el elemento principal de la morfología urbana. Delimita claramente el espacio interior, que acoge un caserío compactado, cuya población se rige por las normas recogidas en el fuero, en vivo contraste con el señorializado mundo rural. La muralla es tan consustancial al mundo urbano que Alfonso X en las Partidas no duda en definir la ciudad como todo aquel lugar que es cercado de los muros con los arrabales e con los edificios que se tienen con ellos». En el caso de Labraza la muralla, cuya construcción se iniciaría inmediatamente después de la concesión del fuero, constituye además el monumento más importante de la población, en la que hay que destacar también las llamadas Casa del Gobernador y Casa del Obispo, de orígenes medievales, así como la iglesia parroquial dedicada a San Miguel, iniciada en estilo gótico tardío pero muy remodelada en los siglos XVII y XVIII. Es de visitar la Fuente del Moro, del siglo XIV, en cuyo interior se encuentra un caño decorado con un rostro gótico que le da el nombre. Esta fuente excavada en la ladera sur de la muralla contaba con un pasadizo secreto por el cual se podía acceder al interior de la villa. Fue una manera ingeniosa de conseguir agua en los momentos de asedio.

Tras el pórtico con arcos de medio punto, imagen pétrea, gótica, de S. Miguel sobre la puerta, originariamente gótica, del siglo XVI, pero remodelada posteriormente. Planta rectangular con cabecera recta ochavada. Nave de tres tramos con capillas laterales. Bóvedas derruidas y sustituidas por techumbre lisa y por un tramo de bóveda de lunetos.Contrafuertes exteriores. Es de planta rectangular y nave única con capillas a ambos lados y ábside de tipo poligonal. La hermosa torre de la iglesia es barroca de sillería, construida entre 1768 y 1770, y consta de dos partes, de planta cuadrada la primera y ochavada la segunda, sobre la que va un esbelto remate con cúpula y linterna, el pórtico, muy austero, fue construido en 1830. El actual retablo mayor es de mediados del siglo XVIII de estilo barroco, obra de Francisco de Castañeda y Ventura de la Cuesta, y que sustituyó a otro anterior que tenía unas valiosas tablas de la primera mitad del siglo XVI, de autor anónimo, pintadas en un estilo renacentista pero con influencias flamencas, hoy depositadas en el Museo Diocesano. Banco, cuerpo principal y remate, todos ellos de tres calles.Bajo gran arco, Sagrario estilo Imperio de principios del siglo XIX. A sus lados, imágenes sin especial interés entre mensulones, pilastras y columnas barrocas y bajo hornacinas aveneradas. En el cuerpo principal con cuatro columnas corintias, acanaladas en su parte superior y con barroca decoración y aspecto abalaustrado en el resto, tres hornacinas, las laterales aveneradas, y buena imagen central de S. Miguel y, a los lados, de S. Pedro y de S. Pablo bajo paramentos lisos. En la parte central del remate, Calvario, estando elevado el Crucificado sobre decoración tardo-barroca. Hornacinas con imágenes de dos arcángeles en las partes laterales y, sobre las columnas del cuerpo principal,esculturas de S. Juan Evangelista y S. Juan Bautista. Tres retablos laterales, barrocos. Tienen cuerpos principales con columnas serpeantes y decoración barroca así como remates. De las imágenes fuera de retablo destacan un S. Miguel, de Juan de Bascardo, del fin de la primera mitad del siglo XVII, época de ejecución de una Virgen con el Niño. A señalar también una Asunción de Mauricio de Valdivielso, de comienzos del siglo XIX, y tres Santos Cristos. Sacristía gótica, poligonal irregular. Arcos apuntados. Bóveda nervada sobre ménsulas. Interesantes ornamentos. Interesante torre de la segunda mitad del siglo XVIII. Planta cuadrada de dos cuerpos. Antepecho entre pilastras con jarrones. Cuerpo de campanas, ochavado, rematado por linterna con cúpula. En el Museo Diocesano de Arte Sacro, de Vitoria-Gasteiz, se conservan la mayoría de las tallas del retablo del primer cuarto del siglo XVI, de transición del Gótico al Renacimiento. Destacan las seis del antiguo banco, representando a los Apóstoles, pareados, pero también son muy interesantes las cuatro referentes a S. Miguel. Otros aspectos artísticosBella Piedad del siglo XVI en la pequeña ermita, la única conservada actualmente. Tuvo Labraza varias ermitas, dedicadas a Santa María Magdalena, San Juan, Santo Cristo del Humilladero, San Saturnino, San Felices, San Andrés, San Salvador, Santa Teodosia, San Cristóbal, San Pedro, San Miguel, Nuestra Señora de Ribas, etc., todas las cuales Han desaparecido En una casa, bajo un Calvario pétreo del siglo XVI, inscripción rogando por el alma de un clérigo asesinado.
foto 1. San Miguel vencedor en la lucha contra el demonio; ayudado por los coros angélicos que rodean al trono en el que se asienta Jesucristo. es la Tabla central de la colección.
foto 2. Un caballero, rico ganadero, con sus criados busca un toro que se le ha desmandado. Lo ve refugiarse en una cueva, y dispara contra él un dardo; pero éste retrocede y se clava en la frente de quien lo lanzó
foto 3. Sorprendido por lo que supone ser un hecho sobrenatural, el caballero con el dardo aún clavad en la frebte, de la que no puede desprenderlo, va a comunicárselo al Obispo. Este ordena tres días de ayuno y oración al cabo de los cuales se le aparece el Arcangel manifestándole que quiere ser venerado en aquel sitio
foto 4. El obispo acompañado del clero y pueblo se dirige procesionalmente al lugar del suceso , donde más tarde erigieron un santuario
Las tablas son de un realismo impresionante y nos reflejan la mentalidad costubres e indumentaria de la época. Las armas de los cazadores - ballestas, picas y espadas - responden a las que entonces se utilizaron en la Rioja alavesa. El traje del pastorcito del primer plano en la tabla 2) es muy típico. Sombreros. gorras y cofias son los de aquellos tiempos como lo son multitud de detalles en los trajes, el uso del terciopelo labrado y sobre todo los ornamentos y hábitos clericales. Todo ello corresponde a la primera mitad del siglo XVI.
El dibujo en general es bueno, aunque bastante desigual en las caras, lo que hace sospechar la intervención de varias manos. Donde se observa mayor diferencia es en los perfiles. Por ejemplo en la tabla 2) en el pastorcito; en la 3) en el caballero herido por el dardo; en la 4), en el sacerdote que acompaña al obispo a su derecha y en el caballero que va detrás. En cambio, algunos rostros están tan detallados y expresivos que hacen pensar en retratos.
Los colores se hallan bellamente combinados. Las figuras aparecen agrupadas en línea horizontal destacando a distinto nivel la persona o escena que se quiere poner de relieve.
Los monstruos recuerdan el medievo, como tambièn la manera de alancearlos. La capa del Arcángel, de corte gótico, es siempre roja como en la tradición de Oriente. Loa paisajes del fondo parecen influenciados por el de la localidad: sobre un monte la población amurallada con un castilo saliente.

Tablas del Apostolado (Oleos primer cuarto SXIV)

Seis tablas de 0,83x0,50, representando a los Apóstoles deliciosamente emparejados com en conversación. Debieron formar la predela del retablo. Como esta colección procede del mismo retablo que la anterior, reviste las mismas características que aquella, pero aquí la diferencia de unas figuras a otras es mucho mayor y las cabezas en general son más deficientes tanto en dibujo como en pintura. Los fondos son de oro a base de motivos florales. Se ignora el autor de las tablas. La carencia absoluta de documentación de la época en la localidad, impide poderlo averiguar. Las primeras noticias que se tienen de ellas corresponden a 1601, en el que el Visitante manda se repare el retablo en que están integradas. En 1609 se pagan 3.400 mrs. a Francisco González, pintor, vecino de Bargota a cuenta de la pintura de San Miguel y tablas añadidas al retablo. Se continúa después pagándole cantidades parecidas durante los años 1613, 1614, 1615. ¿Qué es lo que pintó Francisco González? No lo sabemos. Por la fecha no pueden ser estas tablas. Por las cantidades abonadas no es posible que se trate sólo de una restauración. Se carece después de noticias hasta 1752 en que desmonta el retablo, y los constructores del nuevo les hacen unos marcos que al año siguiente doró Manuel Antonio de Mendieta. A partir de esta época figuran normalmente en los inventarios hasta el de 1956 en el que se les da de baja, por su traslado en depósito al Museo